Soy mujer y ahora mismo soy la principal candidata a la corona de España. Me llamo Charlot, es un nombre inglés porque mi madre, Christeen, nació allí. Soy hija de Carlos IV y no tengo más hermanos. Mi madre lleva un mes de embarazo y todos los seres queridos rezan para que el que nazca sea un varón y pueda heredar el trono.
De aquí cuatro años me quieren casar con Cesario, un noble de Alemania cuyo padre es buen amigo del mío. Lloro porque no quiero casarme con él, no le conozco y dudo que sea feliz. Quisiera que él pensara lo mismo que yo y así hacer más complicada la situación y poder lograr suspender la boda y quitarme a Cesario de mi vida. Eso sí, a quien no me puedo quitar de la cabeza es a Rubén. Es un criado de palacio que limpia, junto a su padre, el jardín donde paso las tediosas tardes de verano. Me enamora su cuerpo delgado y esbelto. Sus cabellos rizados de color castaño me recuerdan a Relámpago, mi perro que falleció hace dos meses y unos días. No estoy segura de que sus ojos sean verdes porque me fijo en él a distancia y no puedo verlos con detalle. Quisiera casarme con él pero mi padre, cuando me ve ensimismada observándole, me explica el porqué no puedo casarme con él.
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